No hay ateos (de acuerdo a Respuestas en Génesis)

 


 ¿Qué mejor forma de iniciar mi blog que con una entrada sobre el señor Dinosaurio en persona: mr. Ken Ham?

 

Para aquellos que no lo conozcan, Ken Ham es un predicador evangélico muy famoso en contextos fundamentalistas y también afuera por ser uno de los principales promotores del creacionismo: la creencia o pseudociencia de que el universo fue creado en 6 días por una Divinidad de acuerdo al Génesis, hace apenas 6000-10000 años, y que toda la evidencia en contra de múltiples ramas científicas es una conspiración del diablo o un gran malentendido (yo todavía batallando con las derivadas, y ellos ya crackearon el código del universo. Verdaderamente admirable). Es uno de los más grandes charlatanes de dicha postura y preside el ministerio Respuestas en Génesis (Answers in Genesis), que pretende educar a las personas en las falsedades del “evolucionismo” (término con el que etiquetan a toda teoría científica, dato empírico, o afirmación que vaya en contra de una interpretación literal de los orígenes según la Biblia, aún si no tienen nada que ver con la teoría de la evolución) y ser una defensa “científica” del creacionismo. No vamos a enfocarnos, por ahora, en el contenido habitual de dicha organización, sino en un artículo bastante curioso que AiG publicó recientemente, titulado “Las dudas de Dawkins”, en el que Ken Ham afirma de forma valiente y confiada que los ateos no existen.

 
(Procede a desvanecerse cual chasquido de Thanos) 

¿Qué lleva al señor Ham a hacer dicha afirmación? Eso es lo que vamos a descubrir. A mí, la verdad, me intriga. ¿Y a ustedes?:

No hay ateos. “Pero espera”, me dices, “¿No afirman Richard Dawkins y muchos de sus seguidores afirman ser ateos? ¿Y no llamamos a la nueva ola de activistas ateos “El Nuevo Ateísmo”? ¿No son los ateos personas que no creen en Dios?

Sí, mr. Ham. ¿Qué onda con eso? Es decir, yo estoy aquí. En carne y hueso (y otras cosas que son muy bonitas por fuera, pero no tanto por dentro). ¿No soy real? La frase “Richard Dawkins y sus seguidores” como representativos del ateísmo es bastante curiosa. Un pequeño caso de proyección psicológica, algo que las personas religiosas fundamentalistas de muchas ramas hacen bastante. Esto es pensar que debido a que ellos como grupo funcionan de una forma, el resto de personas siguen las mismas organizaciones, patrones de conducta, etc., que a ellos le parecen naturales. 

  

Los cristianos tienen una Biblia que les da la verdad, que guía sus vidas y una devoción incuestionable a la autoridad (dígase Jesús, Dios, o los líderes de una iglesia y/u organización). Ellos proyectan eso en los demás y pretenden que las demás personas también tienen dicha devoción por la autoridad, y sus propias “Biblias”. Richard Dawkins es sólo una persona que escribe libros y un buen científico y divulgador de su campo respectivo. Eso es todo. No hay cultos a Dawkins, y nadie (espero) considera que Dawkins sea un gurú del ateísmo, o un pastor del escepticismo. Sus libros no son Biblias (o los de otros pensadores ateos, agnósticos, etc.). A muchas personas ateas les disgusta Dawkins (como a mí), a muchas les gusta, muchas tienen opiniones mixtas y complejas sobre el sujeto (como con cualquier otro asunto), y seguro: en alguna parte que habrá una o dos personas que quieran prenderle velas y canonizarlo, porque Dios sabe que este planeta es pintoresco (perdonad la ironía). 

Pero el punto es que no hay dos personas ateas que compartan exactamente el mismo conjunto exacto de creencias, como sí suele suceder en grupos fundamentalistas. Esto es porque las personas ateas son primeramente y principalmente individuos: con multitud de creencias distintas, valores distintos, experiencias distintas, metas distintas, etc. Y la individualidad (el apartarse o ser distinto al grupo) es una de las primeras cosas que la el pensamiento fundamentalista, en especial el sectario, condena o reprime. La única cosa que una persona atea comparte con otra es su descreencia en la existencia de dioses o deidades. Un/a ateo/a ni siquiera tiene que ser naturalista para ser ateo (el taoísmo es ateo, pero un/a taoísta puede creer en lo sobrenatural). Y esa formulación es importante porque me lleva a la frase “¿No son los ateos personas que no creen en Dios?”. La cual es una forma cristiana de definirlo que implica a) que Dios existe, y b) que los ateos son personas que no confían en Él (o Ella), en vez de ser personas que sinceramente no están convencidas de su existencia.

Lo único que una persona que se diga atea tiene en común con otra persona atea es su escepticismo o no-creencia en la existencia de la Divinidad (dígase plural o singular). Eso es todo.

Sí, es cierto que algunos estadounidenses (menos del 2%) se llaman ateos – y muchos en otros países profesan el ateísmo. Richard Dawkins es uno de los ateos más vocales en el mundo – el autor de éxito de ventas El Delirio de Dios. Sin embargo, Dawkins ha admitido que no puede tener certeza sobre el ateísmo. Dawkins apareció en The Daily Show con Jon Stewart en septiembre del 2013. En el contenido extra de la entrevista, disponible en la página web de The Daily Show, Dawkins hizo una admisión interesante. Él no sabe con seguridad lo que sucede cuando morimos:


Entrevistador: Entonces, ¿no sabes en realidad lo que nos sucede (al morir)?


Dawkins: No sé lo que nos sucede, pero sé que nuestra consciencia está ligada a nuestro cerebro. Y que nuestro cerebro se pudre.


(No coloco el fragmento completo, sino lo relevante)


Entonces Richard Dawkins, un hombre que está tan seguro de que no hay Dios, no está completamente seguro de lo que le va a pasar cuando muera. ¡Y aún así habla con certeza cuando intenta adoctrinar a la gente a su religión del ateísmo!

Este tipo de declaraciones o de actitudes son bastante frustrantes, pero es mi tarea desglosarlas. En primer lugar tenemos la insinuación tónica de que el hecho de que haya menos de 2% de la población estadounidense dice algo sobre la validez del ateísmo. No me gustaría intuir más de lo que está escrito, pero en vista de que esto es algo común en otros escritos apologetas, tengo que hacer una acotación importante: Los números no definen la verdad. Ni una religión es justificada como más fidedigna o confiable por su número de acólitos y su influencia en una sociedad, ni el ateísmo es más o menos justificado como postura por el número de personas que lo profesen de alguna forma u otra, o viceversa. 

Luego tenemos otro raro caso de proyección que es bastante entristecedor: Pretender que no afirmar certeza absoluta total sobre un tema es una señal de debilidad. No lo es. Es una señal de sinceridad y honestidad intelectual. Nadie puede afirmar certeza sobre ninguna creencia. Lo que llamamos conocimiento es falible y viene dado por las probabilidades de que algo sea cierto en contra de que sea falso, basados en la evidencia y lo que mejor explica nuestras experiencias del mundo. Afirmar tener certeza sobre un tema no es lo mismo que estar en lo correcto. De hecho, es bastante extraño que Ken Ham intente presentar este asunto como “una admisión interesante” ya que está implícito en el proceso científico que el conocimiento mejora y cambia a medida que nuestros descubrimientos sobre la realidad, y nueva información o evidencia aparecen (y es así con todas nuestras creencias). Y Dawkins ciertamente no ha intentado ocultar este hecho en ningún momento de su carrera, como la frase “admisión interesante” pretende implicar, y como cualquier persona que haya leído El Delirio de Dios sabría, pues él mismo expone en ese libro como nuestras creencias (incluyendo la de Dios) descansan en probabilidades, y no en certezas. Y cómo en base a lo alto de esas probabilidades contra lo bajo de las demás es que podemos hablar de conocimiento, y desenvolvernos en nuestra vida cotidiana y formar nuestra visión del mundo. Lo único de lo que podemos tener certeza total es de nuestra propia existencia (pienso, luego existo). La verdad es, señor Ham, que ni usted ni yo sabemos lo que ocurre después de la muerte en un sentido absoluto, pero en vista de que lo que hemos descubierto hasta ahora apunta a que la consciencia está intrínsicamente ligada y es creada por el cerebro, y este se apaga al morir, no hay razón para pensar que nos pasará algo en absoluto. No hay razón para pensar que seguiremos allí.

Como nota final: Dawkins no está intentando adoctrinar a nadie, señor Ham. Escuchar el razonamiento o argumento de alguien y estar de acuerdo no es lo mismo que ser adoctrinado. El ateísmo no es una religión. Adoctrinar a alguien es darle sólo una vía de información, prohibir o desalentar las demás, condenar la duda como herramienta y el cuestionamiento de las creencias propias, e instruirle a reprimir todo pensamiento, sentimiento o acción que le lleve a una conclusión distinta (muchas veces mediante tácticas de miedo: como prometiendo un infierno de tortura eterna si llega a la conclusión equivocada, o diciéndole que sus pensamientos vienen de Satanás). Especialmente si lo hace cuando son niños, no tienen las defensas para pensar diferente, y confían en la palabra del adulto (sobre todo sus padres) con total plenitud. Otra vez: Proyección.

Porque Dawkins, como todos los seres humanos, es finito, tiene que admitir que no tiene toda la evidencia y por lo tanto no puede probar el ateísmo.

La creencia no es sobre “probar” cosas más allá de toda duda. Es sobre aquellas explicaciones que nos permiten dar cuenta de, y predecir, nuestras experiencias de forma armoniosa, constante, lógica y evidente, a pesar de la duda. Entre Dawkins y usted, señor Ham, la única persona que busca pretender no sólo que puede probar, sino que, de hecho, no tiene que demostrar nada, es… 

(Revisa notas)

Usted. Y ya sea que lo haga en nombre del cristianismo, del Islam, o de cualquier religión o conjunto de creencias, usted está en la misma posición que toda otra persona en el planeta: No podemos estar seguros de que lo sabemos es cierto con un grado absoluto de certeza, o más allá de cualquier duda. 

Pero pensemos en lo que el ateísmo en verdad significa: No hay Dios y la vida es el resultado de procesos naturales. Cuando mueres, dejas de existir -o como Dawkins lo presenta, tu cerebro se pudrirá. Entonces, cuando tu vida se acabe en esta Tierra, nunca sabrás que siquiera tuviste dicha vida. Eventualmente, todos morirán -el universo entero sufrirá una muerte de calor- y de forma última nadie ni siquiera sabrá que algo existió. Así que, desde la perspectiva de un/a autodescrito ateo/a, ¿por qué importa de forma última si alguien cree en cualquier cosa? Podemos crear cualquier propósito y “significado” para la vida que queramos durante nuestra existencia -pero en un sentido último, la vida es completamente sin sentido, sin esperanza y sin propósito.

Ser ateo/a no excluye por default la creencia en la vida después de la muerte. Algunas religiones, por ejemplo, no creen en dioses en un sentido tradicional, pero aún así conservan creencias sobre los ancestros y cómo su espíritu perdura en la Naturaleza. La mayoría, o una gran parte, de los ateos son naturalistas, pero eso no significa que todos lo sean. Ser un/a naturalista en sentido filosófico no es sinónimo de ateísmo o agnosticismo. Yo sí me considero naturalista filosófica, y daré mi propia respuesta en cuanto al sentido de la vida: De la misma forma que no sabrás que exististe, tampoco sabrás que moriste. Lo único que alguna vez verás en tu vida, es estar vivo/a. Por definición. ¿Por qué no haríamos nuestro mejor esfuerzo por disfrutar esta vida y esta breve existencia? El tema del propósito es un tema complejo, pero el punto es que el propósito no tiene que ser “último” o “trascendente” para tener significado y darte una vida digna. De hecho, un propósito o significado “último” o “trascendente” que vaya en contra de lo que en verdad quieres hacer con tu vida y lo que te hace feliz, y que te es impuesto por la fuerza o la coerción o bajo represalia de castigo, es una existencia miserable. Sí, el propósito que le damos a nuestras vidas es individual. Y mientras vivimos necesitamos saber navegar dicha realidad si queremos hacer decisiones informadas sobre nuestras vidas, sobrevivir, o buscar formas de mejorarlas (por eso valoramos el conocimiento tanto como lo hacemos). 

La mayoría de seres humanos tienen también algún nivel de empatía hacia otros seres humanos y entienden que el mejor modo de que cada quién viva su vida en su máximo potencial es una sociedad donde dichas libertades y relaciones sean maximizadas para todos y no tengamos que vivir en miedo de ser asesinados en la calle por cualquier persona. Debido a todo esto, y a que, aún si no cuentas la empatía y nuestra preocupación por otros y lo ves desde un punto de vista plenamente egoísta, ésta es la mejor de disfrutar nuestras vidas, solemos orientarnos como especie a buscar la verdad sobre el mundo a nuestro alrededor y a orientar nuestras sociedades a una convivencia ética que maximice las libertades de la persona en la búsqueda de la felicidad y minimice el daño y el sufrimiento. Tanto el causado por la Naturaleza como por individuos. Y aún en eso somos torpes. Sólo miremos cuánto sufrimiento nos hemos causado unos a otros a lo largo de la historia, luchas, peleas, discordia, para llegar al momento en que vivimos hoy, en el que, a pesar de estar mucho mejor que en épocas pasadas, sigue habiendo multitud de problemas.

No tienes que pensar que el significado de la vida es objetivo, o último para aceptar esas cosas. Sólo reconocer que desde un punto de vista subjetivo, en cuanto a lo que se alinea con tu mejor interés, conviene buscar la verdad y vivir de forma ética (esto es, de nuevo, viéndolo desde un punto de vista únicamente del yo, sin traer nuestra empatía y humanidad con otros a colación, que también son parte de nuestra naturaleza). Si de forma sincera y honesta sientes que tu vida no tiene sentido, que no puedes disfrutarla, que odias existir, entre otras cosas, hay algo que no está funcionando de forma óptima con tus emociones y tu mente, y necesitas atención profesional (no una clase de filosofía). Puedes estar deprimido/a y filosofar, ciertamente, pero estar deprimido/a en sí no es una filosofía. Hay personas nihilistas que viven felices, y personas que piensan que su destino ha sido predestinado desde antes de su nacimiento que están deprimidas y luchan con encontrarle sentido a su existencia. En segundo lugar, aún si ese fuera tu caso personal, no significa que otras personas se sentirán igual o que dejarán de vivir sus vidas, valorarlas y organizar sus sociedades de forma acorde.

   

Es por esto que ciertas cosas que las personas alrededor de nosotros creen nos importan. Porque pueden afectar nuestras vidas, la sociedad que habitamos, o simplemente esparcir desinformación y mentalidades peligrosas o riesgosas para todos o para algunos. Como ya he dicho antes, a mí no me importa si crees en Jesucristo como el hijo de Dios, o Muhammad como el último Profeta, o el Panteón Griego trae significado a tu vida. Si ese es el caso, adelante. Sólo me improtará cunado la religión (o cualquier creencia) pretenda legislar las libertades, derechos, y vida de los demás, o pretenda ser aceptada como verdad objetiva por todos, e hiera a personas. No necesito a un Dios diciéndome que me preocupe por eso para preocuparme por eso. No necesito que al Universo le importe. Es algo que me importa a mí en un nivel personal, y que otros comparten también, y eso es suficiente. 

Por último, está la implicación de que, si el ateísmo es deprimente, lúgubre, sin esperanza, y horrible, es por lo tanto preferible creer en el cristianismo. Lo siento: Aún si fuese verdad que la vida es tan horrible y sin sentido si no existen deidades o vida después de la muerte (cosa que no es el caso), eso no haría que deseándolo lo suficientemente fuerte, si el ateísmo duro es realidad, vayas a cambiarlo. No creemos cosas porque nos hacen sentir mejor. Creemos cosas porque estamos convencidos de ellas o no. Puede que no me guste el prospecto de una sola vida, y de que la muerte sea el final, pero eso no hace al cristianismo cierto o más probable (o cualquier otra religión o credo que predique una vida después de la muerte). Tienes que proveer evidencia, o cuanto menos un argumento convincente, para pensar que ese es el caso.

Así que, ¿por qué personas como Richard Dawkins se vuelven tan agresivas cuando predican el ateísmo? ¿Por qué quieren convertir a las personas a su religión del ateísmo? Dicen que tienen un mensaje positivo para proclamar -que las personas pueden crear su propio propósito y significado mientras vivan-y aún así, ¡dejan de existir al morir!

(Suspira)

Sí. Las personas dejan de existir al morir. Es triste, y hemos buscado rebelarnos contra eso desde que tenemos consciencia, pero la realidad (fuera de nuestra subjetividad) no tiene que ajustarse a nuestras preferencias o expectativas.

Entonces, ¿por qué importa a los ateos si los cristianos comparten su mensaje de esperanza y salvación en Jesucristo? De hecho, los ateos han puesto muchos anuncios atacando al cristianismo. ¿Por qué se toman la molestia? Después de todo, de forma última no hay un propósito en atacar el cristianismo si los cristianos dejan de existir cuando mueren. Desde una perspectiva humana, ¿no es esto confuso?

Emm, no. Para nada. Muchos ateos tienen empatía. Eso ocasiona que se preocupen por aquellas creencias fundamentalistas o religiosas en general que consideren dañinas e hirientes para otros y para la sociedad (y eso incluye muchas otras, señor Ham, no sólo la suya. No seamos egocéntricos). Muchos ateos se preocupan por buscar la verdad, y se preocupan porque otras personas lleguen a conclusiones sostenidas por la evidencia ya que esto es lo que nos hace crecer como sociedad, nos informa para tomar mejores decisiones de vida e incluso decisiones hacia otras personas, y hace avanzar a la humanidad. De nuevo, nada de esto tiene que partir de un propósito “último” para ser importante en nuestras vidas personales o para tener un efecto en ellas y en nuestro entorno (o incluso en múltiples generaciones por venir), por cortas que estas puedan ser. Hay que tener un complejo de persecución bastante grande para pensar que un cartel en medio de la autopista diciéndole a las personas que pueden tomar sus propias decisiones, y que no están encadenados a creencias sin fundamento sólido que han sido inculcadas en ellos, es un ataque organizado hacia usted. Nadie está atacando su derecho de creer lo que se le de la gana, y congregarse, por muy errado que sea. Simplemente informan a otros para que ellos tomen sus propias decisiones y puedan cuestionar sus creencias. Y se defienden cuando saca sus creencias de la iglesia e intenta legislar la sociedad y oprimir a otros con ellas. Y eso le molesta.

 
No voy a traducir el resto del artículo porque es básicamente una reiteración del viejo adagio cristiano, musulmán y del judaísmo fundamentalista de que las personas ateas sí creen en Dios pero están en guerra con él y lo atacan porque quieren pecar a gusto y a sus anchas (lo que es increíblemente ridículo y condescendiente. ¿Cómo funcionaría eso siquiera?), y como hay un ataque coordinado hacia el cristianismo porque se quiere reprimir la verdad y opacar a Dios. De ahí la afirmación de que “nadie es ateo/a en realidad”. 

 

 

La verdad es que es mucho más simple que eso: no hay evidencia convincente empírica para creer en la existencia literal de dioses o divinidades. Y las personas que son sinceras en cuanto a no estar convencidas al respecto o no creer se llaman ateas (o agnósticas, o escépticas). Le guste o no, señor Ham, existimos, y tal como usted dijo al inicio: Estamos creciendo. Sé que le incomodamos. Sé que se siente amenazado. Pero estoy segura de que, si llegase a conocernos mejor, por lo menos a algunos de nosotros, vería que somos adorables. No somos seres mitólogicos con los que asustar a los niños por las noches. Somos seres humanos complejos que aman, viven, sufren, odian, sueñan, y muchas otras cosas más que compartimos con todo otro ser humano. 

Denos una oportunidad.



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