Sexo, género y TERFs: Una respuesta a MalditaRadFem

Hola, de nuevo, lectores míos. Espero no me hayan extrañado mucho. He estado inusualmente ocupada con mis asignaturas de la universidad y con mi depresión y desesperanza al ver el estado del mundo en el que me encuentro. Un mundo donde prolifera el odio, la incomprensión y la falta de empatía. Y hablando de falta de empatía, decidí que mi siguiente entrada debería ser sobre un grupo de personas cuyo movimiento está causando una gran cantidad de sufrimiento y dolor a otro grupo de personas. La diferencia (nimia diferencia) es que el primer grupo es una ideología de trinchera, y el segundo es una clase protegida de personas históricamente discriminadas, oprimidas y perseguidas. Así es: Estoy hablando de los/las TERFs (primer grupo), y las personas trans (segundo grupo).

Para aquellos que no estén familiarizados con ambos términos, déjenme darles una definición rápida: Todos los seres humanos tenemos una identidad de género. Esto es nuestra identificación personal con alguno de los géneros construidos por la sociedad y (en muchos casos) con las características sexuales asociados a los mismos. Si el género que se nos asignó al nacer nos identifica, somos cisgénero. Si no lo hace, somos transgénero. Los géneros que conforman el binario occidental son Hombre y Mujer, aunque multitud de culturas han tenido identidades de género que divergen de dicho binario. Y hay multitud de personas que no se identifican con dicho binario (personas no-binarias).

¿Y quienes son los/as TERFs? TERF es un acrónimo que significa Trans-Exclusionary Radical Feminist. O feminista radical trans-excluyente. Básicamente, son personas (una gran parte mujeres) que acusan a las personas trans de perpetuar el patriarcado con su mera existencia, que afirman que el feminismo está siendo infiltrado e invadido por el mismo, que la “teoría queer” (que no existe) es misógina, que los derechos de la mujer se ven amenazados por los derechos trans, entre muchos otros puntos. Son conservadoras con máscara de feministas (y esto es evidente tanto en la retórica, como en la conducta, como en las alianzas políticas que suelen hacer con la extrema derecha), que buscan atacar los derechos trans y su existencia, con el progreso feminista como bandera. Son un grupo de odio (aunque ellas gritarían ante la mera insinuación de que lo son).

En lo particular, son también un grupo que odio. No como individuos (de la misma forma que una persona religiosa fundamentalista, el individuo puede ser sincero y con buenas intenciones) sino como ideología y cómo movimiento. Pues son un grupo que contribuye a la profunda transfobia que existe en nuestra sociedad, y que, a diferencia de los conservadores, tiene más probabilidades de influir en personas desinformadas que de otra forma se considerarían progresistas y apoyarían a personas trans. Son un grupo que contribuye al suicidio, discriminación, persecución, estigmatización y muerte de uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad.

Y todo por fallar profundamente en entender el contexto social, psicológico, físico, etc., que rodea al género y al sexo como construcciones sociales. Los/as TERFs no entienden el género. Y es en base a este malentendido que toda su cosmovisión se construye. De hecho, tienen una concepción increíblemente simplista del mismo y mucho más acercada a la que tienen los conservadores y personas religiosas que a la que tienen la vasta mayoría de eruditos en sociología, medicina, psicología, antropología, etc. Así que me pareció que lo mejor sería empezar por ahí. Por el quid pro quo del TERFismo: la división sexo/género. 

¿Y qué mejor forma de hacer eso que con un ensayo-respuesta? En este caso, al blog MalditaRadFem, un blog TERF o “crítico de género” (un eufemismo que usan para describirse a sí mismos/as en base a que consideran que TERF, a pesar de ser un acrónimo que describe perfectamente su ideología y en ningún momento cargado de connotación sexual o de género, es un insulto misógino) que se enfoca 24/7 a atacar a las personas trans, cof, cof, digo, ejem, a destruir el patriarcado (mala mía), y a pretender que están siendo atacadas por ser feministas (o peor aún, por ser mujeres), y no por ser transfobas. Esto es común en grupos “gender-critical”. A pesar de que la mayor parte de feminismos, o del feminismo como movimiento general, no son transfobicos, y que la mayor parte de las mujeres (en zonas como Europa, USA, Canadá) no lo son tampoco. Tocaré el tema de esta entrada, pues, respondiendo a una que ellas publicaron hace mucho tiempo, titulada “2. Sexo vs Género”. Sin más que agregar, comencemos:

"Sexo = Clase biológica basada en el potencial reproductivo. Aquí clase significa que describimos un gran grupo de personas (en este caso, millones) a quienes ciertos caracteres biológicos les son aplicables."

Según la biología moderna, el sexo biológico es un conjunto de características anatómicas, genéticas, moleculares, hormonales, etc., relacionados con la reproducción o el ejercicio de la sexualidad. Desde hace un tiempo, la ciencia dejó de considerarlo como un binario, y comenzó a verlo como un espectro diverso y variado con individuos a lo largo del mismo (a pesar de que los/as TERFs suelen insistir en que es un binario, y que las personas intersex no deben ser consideradas a la hora de construir un modelo descriptivo exacto).

En base a ciertos patrones, la humanidad creó términos para dividirse y clasificar individuos por su función sexual. En español, sin embargo, los términos que usamos para referirnos a esto se mezclan con otra construcción social mucho más profunda y mucho más importante: el género. Puesto que, en nuestro idioma, los términos “macho” y “hembra”, que deberían ser puramente biológicos, dejan de ser neutrales y adquieren una connotación masculina y femenina. Y es que la humanidad creó un sistema mucho más completo para la clasificación e identificación social de los fenotipos sexuales. Un sistema de identidades que fueron construidas de forma tanto psicológica, como social, como cultural, por encima de las mismas. No somos solamente “machos” y “hembras”. De hecho, por mucho que las TERFs deseen reducir a la mujer a esta característica, sabemos que somos hombres y mujeres (y personas no-binarias, no sólo en nuestra cultura sino en muchas más). Y sabemos de forma instintiva que hay una diferencia entre estas dos. Que “hembra” no es lo mismo que “mujer” pues hembra es reduccionista. Que muy pocas personas dirían “Soy una hembra”, pero muchas dirían “Soy una mujer”. Y, lo que es más: Sabemos que a pesar de haber una connotación física que nos viene a la mente por materia de correlación cuando pensamos en una mujer o en un hombre (esto es: un espectro muy variado y diverso de características físicas), no es en base a ellas que decidimos en nuestro día a día si alguien es un hombre o una mujer, al menos no sin caer en estereotipos sexistas. Nos guiamos por dos cosas en particulares: la autoidentificación de la persona, y la expresión social de la persona. La identidad de género y la expresión de género. Esto es porque el género es un espectro de identidades. Y si bien están asociadas a ciertas características sexuales, esto no es prescriptivo, sino meramente descriptivo, y varía. 

El género, pues, está definido por tres aspectos principales:

  • La relación de un individuo con su propio cuerpo, las características sexuales del mismo, y la categoría asignada en base a las mismas (identidad de género).
  • La relación de un individuo con la cultura, normas, expresiones, y realidad social asociada a su cuerpo, sexo, y categoría asignada (expresión de género).
  • La cultura, normas, expresiones, conducta esperada o asociada con un cuerpo, sexo y categoría (roles y normas de género).

Las TERFs, no obstante, se enfocan de forma intensa y equivocada en la última. Y pretenden reducir toda la realidad del género a esa única cosa.

"Estas definiciones (las de macho-hembra) no son fóbicas u odiosas para nadie"

Ciertamente, una definición no puede ser fóbica u odiante. Pero el usar una definición de un diccionario como la última palabra para describir a un grupo de personas, excluir a otro, y forzar toda realidad compleja a encajar y ser reducida en ella, sí puede serlo. Lo que es más: la forma en la que usas una definición como verdad cerrada (ignorando la maleabilidad del lenguaje, y que los diccionarios no son Biblias, ni mucho menos estudios académicos y que reflejan enteramente el uso o conocimiento de una sociedad en algún momento determinado) no sólo puede ser fóbica u odiante, sino que lo ha sido a lo largo de la historia con muchos grupos marginalizados y oprimidos.

El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Lo dice el diccionario. Lo dice la Constitución”.

Las personas negras no son humanas porque los seres humanos tienen X, Y y Z. Los negros no encajan en esa descripción”. 

Los/as TERFs fallan en entender que las definiciones son humanas. Son relativas. Son culturales. Son parte de nuestro entendimiento del mundo en un contexto determinado, pero más allá de eso: son herramientas que cambian de forma que puedan ser útiles y adaptarse a los tiempos. Actualmente muchos diccionarios tienen en la descripción de “Hembra” (female en inglés) “La identidad de género de una mujer”. Y estas pseudo-feministas ama-diccionarios han pegado el grito en el cielo y se han quejado de dictadura progresista y de “destrucción de la realidad”. Esto es porque a) son conservadoras, no feministas (el único otro grupo que no entiende que el lenguaje es una herramienta cambiante y que evoluciona, y que deriva de la sociedad, no de la realidad, son los conservadores), y b) porque no les importa el diccionario y las “definiciones”. Simplemente son transfobicas, y buscan perpetuar su transfobia con cualquier poca credibilidad que les quede, siendo que el mundo académico o científico no suele estar de su lado.

"Macho = Masculino/dominante. Hembra = Femenina/subordinada. Esto es el género, en el sentido usado por las teóricas feministas. Basado en la (sexista) noción de que el sexo determina la personalidad, y por tanto determina el rol     social y el estatus, género es una herramienta social para naturalizar la dependencia a los hombres por las mujeres, asegurando de este modo a los hombres, acceso a las labores emocionales, sexuales, domésticas y reproductivas realizadas por las mujeres. El género se trata de poder, no sobre expresión individual".

Excepto que “en el sentido usado por las teóricas feministas” es increíblemente incorrecto. La mayoría de teóricas feministas nunca definieron el género como sólo eso. Cuando una feminista habla sobre igualdad de género, no se refiere a “igualdad de personas masculinas y femeninas”. Se refiere a la igualdad del hombre y la mujer. De hecho, es curioso que el blog nunca define Hombre y Mujer, más allá de una carta visual en la que pretende asociar ambas de forma intrínseca con “macho” y “hembra”, en base a una referencia al diccionario. La mayoría de las feministas criticaron el género como sistema de opresión, pero no debido a su existencia en sí, sino en base a todos los roles, expectativas, y normas que se habían asignado a cada género. Las feministas, radicales o no, buscaban un mundo donde las personas no se vieran limitadas en sus cuerpos, características sexuales, expresión, etc. Y se esforzaron por desligar los términos mujer y hombre de los términos macho y hembra.

No se nace mujer, se llega a serlo.

Simone De Beauvoir

Es mi visión que el género es algo culturalmente formado, pero también un dominio de agencia y de libertad.

Judith Butler.

El descubrimiento es, por supuesto, que “hombre” y “mujer” son ficciones, caricaturas, constructos culturales. Como modelos, son reductivos, totalitarios, inapropiados para el devenir humano. Como roles son estáticos, denigrantes para la hembra, y un camino muerto tanto para machos como hembras. El descubrimiento es inescapable: Somos, claramente, una especie multisexo que posee su sexualidad a lo largo de un vasto continuo donde los elementos llamados macho y hembra no son discretos… Al cambiar nuestras premisas sobre los hombres y las mujeres, la práctica de un rol, y la polaridad (binarismo), la situación social de las personas transexuales será transformada, y ya no serán más perseguidas u odiadas… a medida que los roles (hombre/mujer) desaparezcan, el fenómeno de la transexualidad desaparecerá y esa energía será transformada en nuevos modelos de identidad sexual y comportamiento. 

– Andrea Dworkin (feminista radical).

El feminismo es el movimiento que sentó la base para liberación transgénero. Nunca fueron enemigos. De hecho, las verdaderas feministas abolicionistas no eran las que querían deshacerse de “lo masculino y lo femenino”, pero forzar a las personas a categorías de hombre y mujer. Toda feminista, sin importar la rama, busca la destrucción de los roles, normas y expectativas de género. Eso no es radical o único en las TERFs. Lo que las verdaderas abolicionistas querían era un mundo donde no existieran las etiquetas de hombre y mujer, ni se clasificase a las personas como tales. Donde sólo hubiera personas, con diferentes características físicas, y con completa autonomía corporal sobre las mismas. Autonomía corporal que muchas TERFs buscan negar a las personas trans. Ese es el verdadero abolicionismo. No la copia barata, descafeinada y antifeminista de los/as TERFs, que en realidad es un refuerzo del esencialismo biológico que tanto se esforzaron las feministas de la segunda y tercera ola por destruir. Los/as TERFs aman decir que las personas trans son el patriarcado porque refuerzan “roles de género”. Pero lo único que una persona trans dice a otros en su activismo es: Sé quién eres, exprésate como quieras, llámate como quieras, tu cuerpo es tuyo y tú tienes completo control sobre el mismo, y sólo tú puedes definirte a ti mismo/e/a. Y en lo que seas, la sociedad tiene el deber de respetarte y a darte los mismos derechos que a los demás (a la identidad, la salud, al matrimonio, a la no-discriminación, a la seguridad, etc.) Eso es lo opuesto al patriarcado, un sistema que busca clasificar a los seres humanos en base a su sexo, y decirles lo que pueden o no pueden ser en base a ello, cómo se pueden y cómo no se pueden llamar, y lo que pueden o no pueden hacer con su cuerpo. ¿Suena familiar?

"La diferenciación entre masculino y femenino es señalada por medio de nombres, pronombres, colores, juguetes, ropa, peinados (específicos para cada tiempo y lugar), etc. Pero aún más importante, el género comprende incentivos castigos subyacentes a ciertos aspectos de la personalidad humana, fundados en el sexo".

Este párrafo pretende asociar a las personas trans, de nuevo, con los estereotipos y expectativas de género de la sociedad en un esfuerzo por pintarlas como el patriarcado. Ellas en verdad piensan que ser trans es gustarte un nombre, pronombre, color, juguete, ropa, peinado, etc., asociado con el género con el que te identificas. Nada más lejos de la verdad. Ser trans es sobre tu relación con tu cuerpo y tu identidad. Si eres una mujer trans, pero gustas de carritos, te llamas Mark, usas “Él” como pronombre, te vistes de forma masculina, y tienes el pelo corto, sigues siendo una mujer trans y sigues siendo una mujer. Si eres un hombre trans, al que le gusta el nombre de Alexandra, usa Ella, le gusta el rosa, se viste de forma femenina, y tienes pelo largo, sigues siendo un hombre trans y sigues siendo un hombre. Igualmente, con personas no-binarias. Ser trans es sobre tu relación con tu cuerpo, y con tu identidad de género y sexual. No con los roles sociales asignados. Aunque una persona (cis o trans) puede identificarse con los mismos como resultado de un tipo de socialización al crecer. Y siempre que venga de una genuina autoexpresión y percepción está bien. Mientras no seas prescriptivo con otros, está bien.

Lo que no está bien es forzar a las personas a encajar en tus pequeñas cajitas de lo que “debes llamarte” y lo que “debes ser”. Lo que no está bien es hacer campañas para que sus derechos, aceptación, inclusión y respeto en la sociedad sean removidos. Lo que no está bien es negar la vasta comprensión científica actual sobre las personas transgénero para perpetuar tu visión cerrada de la vida y de la identidad. Lo que no está bien es perseguir a un grupo marginado de personas que ya lidian con mucha mierda en su intento de ser ellas mismas y vivir bien. Lo que no está bien es pintarlas como una amenaza para ti y para otras personas como tú. Lo que no está bien es usar el nombre del feminismo para empujar valores y posiciones totalmente contrarias al mismo, y ensuciar su causa.

Lo que no está bien, es ser TERF. 

Con esto termino la entrada de hoy, que es tanto un ensayo como un desahogo, y me retiro de nuevo a mi escondite, para planear mi siguiente aventura en mi proceso de crear un mundo mejor, y esparcir empatía, comprensión y entendimiento, y luchar por la aceptación e inclusión de todos aquellos que se han visto marginalizados por la sociedad. Es decir: negar la realidad biológica, convertir a todos a mi agenda nefasta y causar el colapso de la civilización occidental. Amén a eso.

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